martes, 15 de noviembre de 2011

Dificultades en la toma del caso en el recién nacido y lactante.






Las dificultades básicamente recaen en tres personas: el niño, la madre y/o tutor y el médico.
De este trinomio tomaré únicamente al médico en las dificultades que puede tener en la toma del caso, sin desmerecer la importancia que tiene la madre o tutor.

Según HAHNEMAN en el parágrafo 6 dice: “QUE LOS SÍNTOMAS SON LOS ÚNICOS INDICATIVOS DEL MAL INTERNO, QUE SE PERCIBEN POR LOS SENTIDOS DEL PACIENTE, POR LOS QUE LO OBSERVAN Y POR EL MÉDICO” y descarta toda especulación  trascendental que no puedan ser confirmadas por la experiencia.

En el parágrafo 14 dice: “TODO LO CURABLE SE MANIFIESTA POR SÍNTOMAS”.
En el parágrafo 18 dice: “LOS SÍNTOMAS SON LA ÚNICA GUÍA PARA LA ELECCIÓN DEL REMEDIO”.

Si bien HAHNEMAN no relata la toma del caso en el recién nacido y en el lactante, deja con claridad, el método a seguir y le dedica. 45 parágrafos a este tema, la toma del caso en su ORGANON.

En el parágrafo 83 da requisitos para la anamnesis y al final exige al médico ausencia de prejuicios, sentidos perfectos, atención al observar y fidelidad al trazar el cuadro de la enfermedad. Todo mencionado como si fueran niveles accequibles.
Hahneman aparta todo lo que sea conjeturas, ideas huecas o hipótesis vanas.

Conocer al niño normal en su expresión mental, fisiológica y anatómica es de vital importancia, de lo contrario, tomaremos falsos síntomas.

Mencionaré algunas observaciones de un recién nacido o lactante normal. A primera vista tiene una expresión facial relajada, miembros superiores e inferiores relajados, y su estado de consciencia tranquilo. Esto sirve para diferenciarlo de lo anormal que lo expresa con una facie contraida, boca abierta vertical u horizontal, lengua tensa, temblor del mentón, respiración irregular, miembro superior e inferior contraido o extendidos, todo esto acompañado de su única expresión mental que es EL LLANTO.
Considero que en los aspectos madurativos del bebé estriba la mayor dificultad para realizar una anamnesis correcta.
Ellos son inmaduros en sus esferas: mental, anatómica y fisiológica; que a su vez todo esto no es estático, va cambiando continuamente con el transcurso del tiempo.
Haré una reseña de distintos sistemas y órganos dando algunos ejemplos.
Antes de dar a conocer las expresiones de inmadurez en los distintos órganos, aparatos y sistemas; es de suma importancia considerar la evolución pondo-estatural y sus variaciones normales como la aparición de la risa, mantenimiento de cabeza, edad en que se sienta, dentición, locomoción, osificación en general tan es así que las fontanelas anteriores se cierran como límite normal a los 18 meses.

Consideremos algunos ejemplos de los distintos sistemas y aparatos:

TUBO DIGESTIVO: inmadurez de glándulas anexas, por ejemplo las salivales debido a ello tenemos boca semi húmeda, casi seca hasta los 2 meses y a los 5 meses abundante salivación (sin relación con la dentición) y concomitantemente aparece recién la ptialina (es sabido de no dar farináceos en ésta etapa porque puede producir diarreas que no son de origen miasmáticos) corrigiendo la dieta desaparece tal trastorno digestivo. Lo mismo ocurre con los jugos pancreáticos y las sales biliares que son escasas.
 El niño de pecho puede pasar varios días sin defecar y ser su materia fecal pastosa, de color amarillo hasta el verde acelga y es normal si sólo existe este síntoma.
En el SISTEMA NERVIOSO CENTRAL requiere en la semiología del recién nacido y el lactante un conocimiento de relevancia mayor, es este sistema el que va a dar al bebé la calidad de un individuo de relación, a través de su mente, motricidad y sensibilidad. Quien no conozca la inmadurez pasajera en este período de la vida, podrá considerarlo al paciente como un afásico, distónico, asinérgico, etc.
Consideremos EL RELEJO DE MORO, que es normal hasta los 7 meses de edad, observando al niño ante un estímulo, su respuesta es una manifestación de sobresalto y llanto final; no considerarlo como síntoma.
REFLEJO DE PRESIÓN PALMAR: normal hasta los 4 meses, no confundir la presión con una contracción involuntaria de la mano.
REFLEJO DE BABINSKY: en un adulto, su presencia la interpretamos como una lesión de la vía piramidal, en el bebé es un reflejo de inmadurez que toma su máxima expresión al año de edad para desaparecer completamente a los 2 o 3 años de edad.
ABDOMEN: al observar una hernia de ombligo en un prematuro no realizar ninguna maniobra mecánico o quirúrgico, porque desaparecen en un 100% al año de edad.
GLÁNDULAS MAMARIAS Y GENITALES: Hinchazón de mamas en recién nacidos varones y mujeres con secreción láctea, es normal hasta los 4 meses debido a estrógenos y prolactina materna. Más allá de los 4 meses es patológico. Una pequeña pérdida de sangre por vagina en una niña es normal entre el tercero y quinto día de nacido, también por efecto estrogénico materno.
FIMOSIS: Normal hasta la pubertad. Embriológicamente prepucio y glande forman una sola estructura y cuando nacen todavía están en vía de desarrollo.

Otras dificultades que podrían confundirnos, sería tener conocimientos generales de puericultura para no confundir síntomas miasmáticos con síntomas reactivos. Por ejemplo: conocer el ambiente físico y psíquico del bebé, como así también ¿como se lo alimenta?, ¿como se baña?, etc.

Los homeópatas debemos darle importancia a la patología heredada de padres, abuelos, tíos, primos, etc. Esto no debe ser un mero formulismo para completar una planilla de datos sin la debida atención.
Si observamos un recién nacido o lactante de apariencia saludable, con una historia de enfermedades crónicas en sus antecesores, debemos pensar, conociendo la dinámica de las enfermedades crónicas, que éste niño de sana apariencia lleva en forma potencial  el mal interno, y que no lo puede demostrar, ya sea por una fuerte vitalidad o por su inmadurez como vimos en anteriores ejemplos.
En el momento de tomar la historia clínica en el recién nacido y en el lactante. “Debemos saber   que lo que de hereda   no son  síntomas, si no miasmas, que obviamente se manifiestan por síntomas. Es decir que los síntomas que vemos deben ser la expresión del miasma de ese niño”.
Ubicando al niño en su mundo, tendremos menos dificultades en la toma del caso y por lo tanto mejores resultado terapéutico
Ubicando al niño en su mundo, podemos tener menos dificultades en la toma del caso y actuar en consecuencia correctamente.

Dr. Mario Schliserman

Médico Pediatra y Homeópata

0 comentarios:

Publicar un comentario